Horacio Costa

Espanol:

¿Cuál sería la secuencia “normal” del pensamiento, del caos al orden o más bien viceversa? o, para decirlo en otros términos, ¿cómo se estructuraría la percepción de las cosas en nuestro cerebro? Sí, porque percibir es pensar, pero no sabemos sí desde la positividad (esto es, desde el “orden”, lo hecho: el relato comprensible, jerárquicamente expuesto y que excluye detalles), o bien si desde la negatividad (esto es, desde el “caos” y lo deshecho: el relato desconstruido en el que todo pulula, en el que el menor aspecto es tan significante como el todo). Así existirían el pensar hacia-el-orden y el pensar hacia-el-caos, el primero apuntando a totalizaciones y el segundo a fragmentos, aquél a los discursos del poder y éste a los que le escapan. Pero en suma, ¿habría alguna “normalidad”, vía preferente para que esta estructuración (o bien su contrario) se diesen? ¿Del caos al orden, o del orden al caos? A lo mejor, a cada quien se le pega, por las razones ideológicos, genéticas o biográficas que sean, de modo más agudo una de esas direcciones. En todo caso, sería demasiado tajante decir que a la gente “normal” le ocurriría más la primera vía, y a los “artistas”, la segunda.

Descartando el recurso al imaginario, al discurso surreal, ¿no existiría por ahí una tercera vía, un camino menos normativo de conformación del pensamiento, menos sujeto a este programa repetitivo, en que un término lleva a su contrario circularmente y en cuyo ámbito la misma duda sobre la procesividad “normal” no es menos repetitiva y circular? ¿No cabría a los artistas el intentar, justamente, escapar de esta viciada sobredeterminación causal, y ofrecer a la gente, a través de su producción, el testimonio de este su “viaje de descubierta”, como bien decía Sir Herbert Read?

English:

Chaos in suspension is order: Shirley Chernitsky

Red object

What would be the “normal” sequence of thought, from chaos to order or, more likely, vice-versa? Or, in other words, how would we structure the perception of things in our minds? If, because to perceive is to think —but we do not know if from positivity (that is, from “order”, that which is made: the comprehensible narration, hierarchically exposed and which excludes details), either from negativity (that is from “chaos” or the undone: the de-constructed narration in which everything swarms, in which the smallest detail is as significant as the whole). Thus, there would exist a thinking toward-order and a thinking-toward-chaos. The first pointing toward totalities and the second toward fragments. The latter to the discussion of power and the former to those that escape it. But, in sum, would there be any “normalcy” any preferred way for this structuring (or better its contrary) be told? From chaos to order, or from order to chaos? Perhaps, each person picks, for ideological, genetic or biographical reasons, a sharper path toward either one of these directions. In any case, it could not be appropriate to say that “normal” people are more prone to the first path and that “artists” are more prone to the second. Putting aside the biases of the imaginary, the surreal argument, could there be a third avenue, a path less subject to this repetitive program, in which a definition carries its opposite in a circular fashion, and in which the doubt itself about what would be the “normal” program of thought is no less repetitive and circular? Would the artists not be the ones to try, justly, to escape this habitual, causal over-determination and offer their audience, through his or her production, the testimony of that “open voyage” — as defined by Sir Herbert Reed?

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